agosto 16, 2008

Juan Vidal / Laboratorio Termofluídos

Hoy es el turno de Juan Adrián Vidal Apablaza. Nacido el 30 marzo 1961 y viña marino de toda la vida. Una historia entretenida que pasa por cuestionamientos personales y decisión de superación, revueltas sindicales, aprendizajes ecológicos con su trabajo en el GEA, y anécdotas universitarias. Nos habla también un poco de su familia y como mantenerse joven. Vale la pena leer.

Su familia:

“Mi señora se llama Verónica Olivares Mancilla, ella tenía 22 y yo 27 años cuando nos casamos. Tengo dos hijas, Noemí con 18 años, salio de cuarto, esta haciendo su practica en la sede de Viña en producciones universitarias y Macarena, que paso a octavo año”

¿Cómo llegaste a la universidad?

“Uno que vive en la zona, siempre ve la Universidad Santa Maria como muy lejos. Nunca pensé en estudiar acá, porque no se me dieron las posibilidades. Yo estudie estructuras metálicas en la escuela industrial de Valparaíso, así que solo la miraba desde lejos. Fueron cosas del destino. Aunque no se quiera admitir de que existen lo pitutos, siempre hay pitutos, es algo que tenemos que acudir en algún momento”

“Yo termine cuarto medio, hice mi practica y me presente de voluntario al servicio militar, infantería de marina. En ese periodo, lo hice para el currículum, y no me equivoqué porque así tuve la oportunidad de trabajar en las fuerzas armadas. No me gusto la disciplina, así que después de terminar, trabaje de conserje, en talleres, de bombero de bencinas. Después estuve tres años en Textil Viña, en diez norte, como ayudante soldador y después como maestro soldador. Ahí tuve problemas con las cosas que hacían los dirigentes sindicales, porque no nos gustaban. Éramos un grupo de jóvenes que salieron de cuarto medio, con escuela industrial, y vimos como políticamente movían las masas, así que les hicimos cuestionamientos y apenas hubo una reducción de personal, fui uno de los primeros en salir. Como tenia mi servicio militar, un tío mío conversó con el encargado acá que era un marino, y llegue como guardia un 13 de marzo de 1987. En ese tiempo no existía el servicio de los gamma, si no que eran todos personal de planta. Y después de una negociación colectiva, y los porteros se fueron a huelga, hace ocho años, empezaron los gamma, como empresa particular. En ese tiempo era mucho personal de las fuerzas armadas. El rector, vicerrector y todos eran uniformados, así que esto era un buque. La mayoría que esta trabajando acá, quiera o no, esta ligado a las fuerzas armadas.”

“Trabajé 7 años de guardia. Yo soy muy trabajólico, en ese tiempo tenia turno de noche y trabajaba de día, así que habían semanas completas que dormía 3 o 4 horas. En una de las rondas que hacia en las noches, cerca del monito de bronce, iba caminando y me llego algo a mi cabeza, me sentí ahogado y me cuestione que como podía seguir como guardia, tenia 29 años e iba a morirme como guardia, revisando edificios, y cosas así, y empecé a urgirme. Así que empecé a retomar mis trabajos de estructuras metálicas, tuve un taller después, volví a estudiar. Cambie a los turnos de tarde, que pagaban más e hice cursos de soldadura, de gasfiteria y de energía solar en un verano. Eso marco mi pauta. Ese curso lo hizo Pedro Sarmiento como por el año 95 cuando todavía era guardia. En uno de esos viajes al Olivar iba conversando con el ya finado Pedro Farias, que me había ayudado a entrar, y le conté que hacia esos trabajos y el me dijo que porque no me postulaba a energía solar, que era su puesto en ese momento ya que el ya se iba. Así que empecé a hacer todo anticipado. Hable con el profesor y presente los papeles. Claro que todo muy callado, para que me funcionara. Así que cuando salio el concurso abierto, yo ya tenia los papeles que necesitaba. En energía solar entré como apoyo académico D, después de Pancho Vargas que era auxiliar. Estuve 3 años trabajando allá. Allá el trabajo es más lento, así que decidí retirarme de la Universidad. En ese tiempo era director don Jaime Espinoza, así que un día vine a hablar con el y le dije mi intención. De ahí el hablo con Ricardo Mellado, para hacer un traspaso de energía solar a metalmecánica, para ser ayudante soldador con Pedro Santa Maria. Ahí estuve como 4 años, hasta que tuve problemas con don Ricardo Mellado porque yo quede como dirigente sindical, un trío con Raúl y Doris Dinamarca, lo cual es una larga historia, pero ahí empezó mi incursión en los sindicatos. Eso por ahí por el año 2000. Ingrese a la universidad formando parte del sindicato de operarios y después pertenecí al sindicato de apoyo académico. El año pasado tratamos de armar un sindicato unitario, para negociar en bloque acá en la universidad. Antes éramos 44 socios y ahora somos 139, entre auxiliares, profesores y estafetas. Me gusta ese tema del sindicato, una parte por herencia de mi viejo que fue dirigente deportivo, y la otra porque estuve ligado mucho tiempo a la Iglesia después de que salí del servicio, participando en grupos juveniles.”

¿Te gusta tu trabajo?

“Estoy muy bien acá. Ahora tengo 47 años, así que para el mercado ya estoy viejo. Pero me gusta mucho la parte de estar en contacto con los alumnos, estar tratando con ellos. Siento que eso me da vida. Además ya llevo 3 años estudiando allá en la sede de viña Técnico de Nivel Superior, y junto a otros colegas tenemos la meta de sacar el Técnico Universitario, que nos sirve para cambiar de categoría dentro de la universidad, porque los apoyos se ven por categoría, de la A a la D y ahora estoy en C. Para poder lograrlo necesito sacar ese titulo. Aunque estemos en una universidad, cuesta mucho continuar los estudios. Ahora en los últimos años se ha mejorando lo que es capacitación. En mecánica hay varios. Esta Francisco Mena, nuestro legendario Julio Allende, y José. Para allá va la expectativa, estudiar y perfeccionarse más en el campo de lo que se trabaje”

¿Hay alguna anécdota que quieras compartir con los estudiantes?

“De los paseos de mecánica, recuerdo que hace varios años, filme el paseo e hicieron un cara pálida unos 15 estudiantes y un profesor del departamento se consiguió la filmación para llevarlo a la casa y justo le mostró esa escena a su familia, así que varios se quedaron sorprendidos”

“Esa foto, donde salgo como viejo pascuero en pleno diciembre, fue la primera vez que como sindicato negociamos colectivamente, con el rector Arata, y nos fuimos a huelga. En la casa yo tenía un traje de viejo pascuero, porque hacíamos actividades con los niños del pasaje. Así que lo traje y estábamos todos abajo reunidos para empezar la actividad. Nadie tenia idea, me vestí muy rápido y salí. Todos me miraban muy extrañados, bueno y de ahí aparecí en la foto, y en la tele. Después que termino la negociación colectiva, el rector dijo, ‘hasta el viejo pascuero me trajeron’, esa quedo como una anécdota muy buena”

¿Cómo has asumido tu edad, como te mantienes joven?

“Me cuido un poco mas en hacer las cosas, soy más prudente. Pienso las cosas, las planifico y las ejecuto. No paro hasta que las termino. Cuando se me mete algo en la cabeza es muy difícil que me lo saque”

¿Qué piensas a futuro, te gustaría acabar como Leopoldo hasta jubilar?

“Si. Yo espero eso, me gustaría. También seguir con el GEA. Ellos son una inyección bastante positiva para mí. Son creativos, siempre hay cosas nuevas. Llevo con ellos más de 5 años, con Gerardo Arancibia que me invito a participar. Empezamos con la famosa bomba de ariete. El empezó a diseñarla y modificarla. Con Leopoldo y Duque lo asesoraron. Pero como ellos tenían más tareas que hacer, y yo era nuevo en el laboratorio, lo empecé a ayudar. De ahí el GEA fue creciendo”

¿Cuál es tu opinión, acerca del trasfondo del GEA? Porque después de todo, el tema de las energías renovables no es un capricho.

“El gea tiene un equipo de trabajo muy importante. El alumno que entra al GEA, ignora su potencial. El hecho de tener inquietudes, ya los hace mejores, como personas, como ente creativo. Porque tienen en las manos la posibilidad de hacer un cambio. Ellos pueden hacer un cambio radical en la vida personal como estudiante y global. Yo creo que eso es lo que a ellos les falta. Que crean que pueden cambiar al mundo”

¿Cambio algo en ti desde que trabajas con ellos?

“Bueno, me pasó que yo era muy bueno para armar fogatas, me encanta la leña. Así que prendía de todo y sin medir. Ahora me preocupo mucho de moderar. La parte ecológica también mejoro en mí”

¿Acerca de tu hija, Noemí, que esta a punto de empezar otra etapa, después de salir del colegio? ¿Cómo te sientes frente a eso?

“Es un cambio tremendo. Ella ya cambio. Es algo que no se puede evitar. Espero que logre lo que quiere. Ella es bien esforzada y tiene sus ideas. Yo tengo esperanzas que quede acá en la universidad. Porque la vida universitaria es tan linda, tan rica. Es genial el hecho de poder estudiar. No hay nada más aparte de estudiar y pasar de curso. Bueno siempre hay excepciones. Lo que le falta a la juventud es que deben oírnos cuando les decimos que para que no se tropiecen en el futuro deben tropezarse antes. Aunque uno trata de ayudarlos para que no se equivoquen, eso es algo que ustedes deben vivir”

¿Hay algo que te gustaría decir a los estudiantes?

“Con los estudiantes, el paso que tienen por la universidad, algunos lo miran tan fácil, de alguna manera, pero es una gran suerte el que puedan estudiar. Es tan importante el hecho de estudiar en la Universidad Santa Maria, y no lo toman en cuenta. La mayoría de ustedes solo quieren salir a trabajar, y es tan lindo ser estudiante, así que deben aprovechar la vida estudiantil, la vida de sansano, la vida universitaria. No hay ningún otro regalo mas lindo en la vida. Que le saquen el jugo y lo aprovechen al máximo. Que sigan estudiando en la medida que se pueda. Porque después entran a la vida laboral y no se sale nunca”

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